El Sr. Iglesias, perito de parte designado por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M en el juicio presidido por Gómez Bermúdez, parece haber acogido con gusto su papel de químico de cabecera del conspiracionismo, prestándose de buen grado a declarar en procesos civiles y penales y haciendo el recorrido del circuito mediático habitual con toda clase de manifestaciones más o menos truculentas.
Desmontar todos y cada uno de los infundios que ha ido sembrando desde las páginas de su celebrado “Titadyn” y que ha dejado caer por estudios de radio y televisión, es tarea ingrata y onerosa. Parte de ese trabajo avanza arrastradamente en mi serie “El Eterno Retorno” y habrá de continuar en el futuro inmediato a un ritmo no menos desesperante. Por fortuna, el perito preferido en la cofradía del agujero enigmático ha recalado en su destino natural, es decir, Libertad Digital, para ofrecernos una aproximación compendiosa a su recurrente argumentario. Sin perjuicio, como digo, de un pausado y minucioso desguace posterior, procede aquí ofrecer un primera respuesta a guisa de kit de primeros auxilios para que ninguna desprevenida víctima potencial se exponga con la mente desprotegida a determinada ponzoña intelectual de todo punto insalubre.